Verónica Ojeda reconoció los problemas derivados de su operación con Aníbal Lotocki
La expareja de Diego Maradona se había intervenido con el cuestionado cirujano en el año 2013, después de dar a luz a su hijo Dieguito Fernando.
Cada vez son más los pacientes que se animan a denunciar públicamente a Aníbal Lotocki por los problemas de salud que, según manifiestan, comenzaron después de que el cuestionado cirujano los interviniera quirúrgicamente. Y, esta vez, fue Verónica Ojeda quien se comunicó con Daniel Ambrosino para confirmarle que tenía “granulomas encapsulados, dolores en la cintura y durezas en la zona de los glúteos” a raíz de la operación que se realizó con él allá por el año 2013 después de haber dado a luz a su hijo, Dieguito Fernando Maradona.
No obstante, la actual pareja del abogado Mario Baudry le aclaró al periodista que no inició ninguna causa contra Lotocki y que, a esta altura, no podría denunciarlo porque el caso estaría prescripto. Pero que, de todas formas, estaría dispuesta a colaborar con el resto de los denunciantes presentándose como testigo en caso de ser necesario. Y le adelantó que, en los próximos días, se irá a realizar un estudio especial con el doctor Alejandro Druetto para analizar su situación.
A mediados de julio y previo al fallecimiento de Silvina Luna, que por entonces luchaba por su vida en el Hospital Italiano, Ojeda había hablado con Ángel de Brito para LAM y había contado detalles de su intervención con Lotocki. “Cuando tuve a Dieguito, había engordado mucho, y como me sentía con exceso de peso decidí operarme. Fui a un montón de cirujanos plásticos pero ninguno quería hacerme la cirugía porque todos me decían que tenía que esperar por lo menos un año, que es el tiempo indicado después de un parto. Hasta que una amiga en común del ambiente me recomendó a este hombre. Cuando lo fui a ver obviamente me dijo que sí podía operarme y que podía hacerlo enseguida, a la semana siguiente”, comenzó relatando.
Por otra parte, Verónica explicó el riesgo que corrió durante el posoperatorio. “Después de la operación me interné en una clínica porque no estaba bien. En un momento me sentí muy mal y quise ir al baño, pero cuando intenté levantarme de la cama me desvanecí. No había ni una enfermera y yo perdía mucha sangre. En ese momento toda mi familia me trasladó a otra clínica en Ezeiza, donde me hicieron una transfusión de sangre. Ahí me dieron el alta y regresé a mi casa a seguir el reposo absoluto pero me volví a sentir mal y me internaron en el Sanatorio Los Arcos. Otra vez me realizaron una doble transfusión de sangre. La pasé muy mal, después de eso no me quise hacer nunca más nada”, admitió.
Y reconoció: “Cuando empecé a ver todos los casos de las chicas que había operado fui a hacerme un montón de estudios. Lo fui a ver al doctor Cahe y le expliqué que tenía dolores, que sentía durezas en varias partes del cuerpo. Me acuerdo que me hizo muchos ultrasonidos hasta que me compré el aparato para poder hacérmelo yo misma en mi casa. Supuestamente Lotocki me iba a poner la misma grasa de mi cuerpo, pero es el día de hoy que me sigue doliendo y todavía no se sabe qué me puso. Constantemente me hago chequeos, yo estoy bien pero los dolores están y tengo granulomas en diferentes partes del cuerpo”.
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