Un oasis en el desierto: El básquet masculino del “9”, semillero de jugadores profesionales con proyección nacional

El basquetbol en Rafaela tuvo su apogeo y su época dorada, pero las pésimas dirigencias que sucedieron la ARB hasta el día de hoy lo posiciona como uno de los lugares menos competitivos de la provincia. El rol de un visionario como Jorge Chiabotto en la proyección de jugadores jóvenes.

Jorge Chiabotto, una leyenda del basquet rafaelino

Hacia fines de la década del ‘90 y principios de los 2000, Rafaela llegaba a su punto máximo inscribiéndose en la historia grande del básquet nacional. Luego de que Ben Hur lograra el ascenso del ex- TNA (2da categoría nacional) a la Liga Nacional de Basquetbol (1ra categoría), se sucedieron la obtención del título de la Liga Nacional y la obtención del titulo de la Liga Sudamericana. En aquel momento, el archi-rival de Ben Hur, sin dudas, era Libertad de Sunchales, que también se desempeñaba en la máxima categoría.
Esto “pinta” el panorama con el que los jóvenes que por aquel momento participaban de esta disciplina, tenían enfrente para motivarse: clubes locales, de “acá cerquita, del barrio” ofrecían una impresionante vidriera. 

Ciertamente, en ambos equipos la participación de los “jugadores locales” era relativamente baja y, en el caso de Ben Hur, se inició un fracasado e infructífero proceso de “reclutamiento de jugadores” que le opacaban las vías de desarrollo a los jugadores locales que se destacaban a nivel provincial, pero que necesitaban de rodaje profesional y “pedían pista”.

En este escenario, con la ambición de seguir jugando y de poder estar en equipos de primera local, los clubes locales se robustecieron de fichas en concepto de “préstamo” y el nivel competitivo local subía y se comparaba con Santa Fe o Rosario. 

Frente a dirigencias ingenuas y de poca proyección a futuro como tuvo la Asociación Rafaelina de Básquet con la decisión de “que el básquet local sea sólo amateur”, sumado a los descensos y desapariciones de los clubes en la máxima categoría, la migración y el éxodo de jugadores fue masivo. Forte, Serrano, Acuña, Abratte, Faber, jugadores con paso destacado en las selecciones provinciales y preselecciones nacionales de inferiores -excepto Abratte, quien formó parte del seleccionado argentino sub 15- buscaron su lugar en otros clubes, realizando sus carreras profesionales, algunos hasta día de hoy. 

Pero hubo alguien que nunca bajó los brazos ni se subió a ningún “pony”. Alguien que, en sus inicios, tuvo el mínimo apoyo necesario para crear de cero una disciplina inexistente en el club 9 de Julio de Rafaela. “Ahí hay un galpón, si te sirve usalo”, habrá sido la primera conversación.
Jorge Chiabotto, que ya había participado en el primer equipo campeón de Ben Hur en 1977, llevó la bolsa de sueños y una pasión única, para empezar de cero. Cualquiera que jugaba en esa cancha de piso de cemento que pelaba las rodillas hasta el hueso, con los laterales de la cancha a la intemperie en cualquier época del año –¡y eso si que congelaba los dedos!- recuerda lo dificil de jugar contra sus equipos.

Presión al balón toda la cancha, “zona después del primer pase” y ataques rápidos eran la pesadilla de los rivales. Y un juego áspero, con jugadores dispuestos a todo, menos a dejar que se lleven un “triunfo fácil”. 

Todo salía de la proyección y la cabeza de Jorge Chiabotto. Un referente indiscutible del básquet local, una joya. Tal vez, la necesidad de completar los equipos de primera local y el tener -obviamente- pocos jugadores mayores, llevaron a Jorge a meter en rodaje y juego a los jóvenes mucho antes que cualquier otro club en los 2000’s. Rodríguez, Trucco. Jugadores emblema del “león” que tiraban de las riendas con una ferocidad implacable.

De todo aquello, hoy quedan los buenos recuerdos, las relaciones y el amor por el deporte, pero hay un presente inequívocamente prometedor. Hoy, el club 9 de julio es el club más destacado en Rafaela y la región en torno a las proyecciones de jugadores profesionales que están en formaciones profesionales. 

Y en un contexto adverso a nivel país para el deporte, en un contexto nacional donde la actitud mafiosa y apretadora de Fabián Borro y sus secuaces erosiona a los clubes –quienes serán recordados por los amantes del deporte como el cáncer del basquetbol– , el rol de la venida a menos Federación Santafesina de Basquetbol y las sucesivas dirigencias de la asociación a nivel local, que son completamente intrascendentes y sin hechos significativos, los logros del básquet masculino del Club 9 de Julio deben leerse insertados en esa compleja realidad. 

Hoy “el 9” cuenta con jugadores de su cantera, jugadores a los que Jorge Chiabotto y todo su equipo de trabajo vieron crecer, en equipos de las categorías más altas del básquet nacional.
Ellos son:

Franco Chiabotto, quien se desempeña en el club Colón de Santa Fe

Maximo Grana, quien forma parte de las filas de Capri de Misiones

Pablo Grosso, parte del plantel profesional de El Ceibo de San Francisco

Santiago Marconetti, jugador del histórico Atenas de Córdoba

Esto pone al club 9 de Julio, como el club de básquet de la Asociación Rafaelina con mayor cantidad de jugadores en equipos profesionales en la actualidad. 

Y no es casualidad. 

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Comments (1)

  • Mariano Reply

    Un fenòmeno Jorge. Gran persona y profesional.Chapeau! Buen anàlisis periodìstico. Gracias

    enero 27, 2025 a 6:49 pm

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