Refugio y DIAT: una trama de cuidado que transforma vidas

A través de la articulación entre el Refugio de Invierno y el Diat Centro de Día, el Municipio despliega una estrategia integral que garantiza cuidados, promueve derechos y transforma trayectorias de vida de personas en situación de calle y con consumos problemáticos. Una política pública que apuesta al acompañamiento, la dignidad y la reparación social.

En el marco de una política pública sostenida por la Secretaría de Desarrollo Humano y Salud de la Municipalidad de Rafaela, se articula el trabajo entre el Refugio de Invierno y el DIAT Centro de Día, dispositivos que abordan de manera integral las realidades de personas en situación de calle y con consumo problemático de sustancias.

La propuesta conjunta permite acompañar a personas que atraviesan múltiples vulneraciones, garantizando un tratamiento comprometido que incluye acceso a servicios básicos, salud, alimentación, contención emocional y actividades recreativas. Esta articulación muestra que el tránsito por un centro de día durante jornadas extendidas, combinado con el descanso nocturno en un refugio, habilita espacios de cuidado que resignifican la vida cotidiana y los proyectos personales.

Los vínculos que se generan entre quienes transitan ambos espacios fortalecen procesos de acompañamiento, contención y autocuidado. A través de la reconstrucción de vínculos sociales y nuevas formas de relacionarse, las personas comienzan a dejar de asociar sus emociones e intereses al consumo de sustancias, y avanzan hacia la reparación subjetiva y la integración social.

El trabajo interdisciplinario contempla la singularidad de cada recorrido, promoviendo intervenciones desde una perspectiva de restitución de derechos. Los equipos técnicos, operadores y talleristas facilitan el acceso a experiencias de escucha, talleres terapéuticos y actividades culturales, reconociendo que todo proceso es único y que cada persona transita su camino desde su propia historia, deseos e intereses.

La experiencia también da cuenta de la apropiación positiva de los espacios por parte de las personas, el fortalecimiento de la autonomía y la posibilidad de proyectar una vida con sentido. La articulación entre ambos dispositivos permite reconstruir trayectorias vitales desde un presente habitado con dignidad, salud y libertad.

Esta trama de cuidado representa el compromiso del Estado en garantizar derechos, sostener la presencia pública y construir, junto a las personas, un futuro donde el acompañamiento transforme realidades.

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