¿Por qué quiere ser presidente? La pregunta que pondrá cierre al debate entre Massa y Milei
Luego de exponer e intercambiar opiniones e ideas acerca de seis ejes temáticos, los candidatos tendrán sus últimos minutos para ratificar o modificar la voluntad del electorado que, una semana después, votará en el balotaje.
Una hora con 54 minutos. Ese es el tiempo establecido para el debate presidencial del próximo domingo a las 21 en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, donde volverán a exponer, argumentar, preguntar y responder los candidatos Sergio Massa (Unión por la Patria) y Javier Milei (La Libertad Avanza).
Esta vez el encuentro será frente a frente, ya de cara a la segunda vuelta electoral del 19 de noviembre que definirá por simple diferencia de votos quién estará al frente del Ejecutivo nacional por los próximos cuatro años.
Seis son los temas que fueron definidos para esta tercera instancia (los dos primeros debates fueron previos a las generales de octubre): Economía, Relaciones de Argentina con el mundo (que se suma como novedad a los temarios anteriores), Educación y Salud (esta última es la segunda innovación), Producción y trabajo, Seguridad, y Derechos Humanos y convivencia democrática. Este último tema fue uno de los elegidos por la ciudadanía en la convocatoria realizada por la Cámara Nacional Electoral.
Y en el último bloque los candidatos contarán con hasta dos minutos para transmitir un mensaje final al electorado. El cierre estará enmarcado en la pregunta «¿Por qué quiere ser presidente?»
Todos a la misma hora en el mismo lugar
«Los debates electorales son un derecho de la ciudadanía y un elemento esencial para la calidad democrática», señala la Cámara Nacional Electoral desde el reglamento de esta nueva instancia. «El debate presidencial permite conocer en un mismo momento y en un mismo lugar las propuestas de aquellos que aspiran a ocupar la presidencia de la Nación, en un marco democrático de respeto e igualdad de condiciones», aporta.
El mismo reglamento establece que, tal como ocurrió el 1° y el 8 de octubre, el encuentro será transmitido en directo por todos los medios pertenecientes a Radio y Televisión Argentina Sociedad del Estado y contará con lengua de señas para asegurar su accesibilidad.
Las novedades
La dinámica del debate presentará variaciones respecto de los anteriores, en tanto que tendrá tiempos concretos para cada bloque y eje temático: 12 minutos entre los dos candidatos para cada cuestión.
El cierre demandará unos 6 minutos y medio. Como siempre, cada fracción estará cronometrada de acuerdo a los plazos establecidos en el reglamento que firmaron referentes de ambas fuerzas
Una de las novedades estará en la posibilidad que tendrán los candidatos de desplazarse en una zona definida. Es decir que cada uno tendrá su atril, cuya ubicación es el resultado de un sorteo, y podrá caminar por un espacio delimitado por luces led que estarán en el piso de la escenografía; «en un triángulo formado por la luz blanca que sale de su atril y la luz azul que se encuentra más cercana al borde del escenario», para mayor exactitud.
La otra innovación estará dada por la manera de exponer: los candidatos no podrán tener ningún tipo de dispositivo electrónico durante el debate; «Ningún material, objetos, documentos, apuntes, teléfonos, libros, diarios, revistas, gráficas, láminas, ni ningún otro elemento físico podrá ser expuesto en cámara durante el debate», establece el reglamento.
De esta manera, se descarta la posibilidad de leer sus intervenciones como hicieron algunas y algunos candidatos en las ocasiones anteriores. Sí contarán en el atril con hojas en blanco y una lapicera para tomar apuntes.
Con una campaña que se fue recalentando y que seguirá sin pausa hasta el inicio de la veda electoral (el 17 de noviembre a las 8 de la mañana), cobran sentido otras cuestiones incorporadas en el protocolo del debate: los candidatos deberán mostrar respeto mutuo, brindarse un trato cordial, no opinar sobre el adversario sino sobre sus propuestas y/o ideas, respetar el uso de la palabra, no interrumpir al otro candidato mientras habla, evitar cualquier tipo de agresión a título personal, y mantener la ubicación en la zona asignada del escenario.
Por estos días de febril actividad proselitista, con viajes, actos, y reuniones para mantener la fidelidad de los propios y captar el voto de ajenos (y de esa incógnita que representan los ausentes en los comicios del 22 de octubre) los candidatos estarán recurriendo a cada pausa en su agenda para ajustar discursos y evitar errores en el debate. No es para menos: los dos anteriores fueron, lejos, los programas más vistos de octubre. Y una vez ahí, detrás de sus atriles, más que puntos de rating, se juegan votos.
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