Murió el militar boliviano que capturó al ‘Che’ Guevara

El general Gary Prado Salmón falleció a los 84 años, tras una larga carrera en el Ejército. Después de la incursión militar de 1967, fue declarado héroe nacional y se dedicó a las letras, la política y la diplomacia.

El general boliviano Gary Prado Salmón, famoso por haber capturado al guerrillero Ernesto «Che» Guevara, murió este 7 de mayo en la ciudad de Santa Cruz a los 84 años. «Se fue acompañado de su esposa e hijos. Nos deja un legado de amor, honradez y temple. Fue una persona extraordinaria», escribió su hijo Gary Prado Araúz en Facebook.

Desde mediados de abril, Prado Salmón sufría complicaciones de salud y estuvo hospitalizado, por lo que su hijo agradeció en su mensaje a todas las personas que apoyaron a su familia «en este tiempo de su agonía». Un día después del fallecimiento, su familia denunció que el ejército boliviano se negó a darle un último adiós con honores militares.

Hijo de un militar y nacido en Roma en 1939, Prado Salmón pasó su infancia en Bolivia y recibió instrucción militar. Su carrera castrense se extendió durante 35 años, donde ocupó cargos de instructor, profesor militar, comande de regimiento, comande de división y funciones diplomáticas, según el diario boliviano El Deber.

El general, por entonces capitán del ejército boliviano, comandó una patrulla en el suroeste de Bolivia el 8 de octubre de 1967 que terminó con la captura del «Che» Guevara, quien entonces estaba herido. Por este hecho, el Ejército boliviano lo recuerda como el héroe de la batalla de Ñancahuazú.

El relato de la detención del Che Guevara, en palabras de Gary Prado

En una entrevista dada en 2016, el militar recordó la incursión que culminó con la detención de Guevara: «Yo bajé con 60 hombres y montamos una operación a eso de las 9:30 de la mañana. Cerramos los extremos de las quebradas, empezamos a registrar y comenzó el combate, porque ahí adentro efectivamente estaba la mayor parte del grupo guerrillero. El combate duró hasta cerca de las 5:00 de la tarde, pero luego de las 1:30 de la tarde, dos soldados, que estaban custodiando una de las salientes de la quebrada, tomaron dos prisioneros, me gritaron, Capitán, aquí tenemos dos. Fui a verlo y era el “Che”. Estaba con una herida leve en la pantorrilla derecha y su carabina que estaba destruida por un disparo».

Gary Prado continuó su relato: «Nos fuimos a La Higuera, pasamos la noche ahí, yo he hablado con el Che, lo he cuidado, le he dado café, le he dado de comer. Al amanecer siguiente llegó en helicóptero el comandante de la Octava División, el coronel Centeno Anaya y mi comandante de batallón, el mayor Miguel Ayoroa, a los dos les di en informe correspondiente y les entregué a los prisioneros, al Che y a Willy Cuba, que era boliviano. Y le dije solicito su autorización, yo voy a volver a la quebrada porque hay que todavía seguir buscando».

«Esa noche apenas dormí por la tensión y ordené a mis cuatro subtenientes que se fueran turnando para que siempre hubiera alguien con el prisionero. Yo iba a cada rato a verlo. Le llevamos comida, café, cigarrillos… No había necesidad de vejarlo», relató Prado.

Al enfrentarse con el Che, Prado tuvo que tranquilizar al guerrillero: «El Che pensaba que no lo iban a matar y este tipo de charlas le hizo recuperar la moral. Nosotros no teníamos órdenes de no hacer prisioneros». Un día después, el tribunal militar de Santa Cruz de la Sierra cumplió la orden de ejecutar a Guevara.

«Cuando nosotros llegamos, el comandante de batallón dice ‘el Che ha sido ejecutado por órdenes de La Paz’. Yo ni estaba en La Higuera cuando se produjo la ejecución ni cuando se recibió la orden», recordó.

«Al Che lo mandaron a morir a Bolivia»

De acuerdo con Padro, el Che fue enviado a morir a Bolivia, según reflexionó en una entrevista en 2018. «Después de tantos años, lo que se ha desentrañado es que finalmente al Che lo mandaron a morir aquí», aseguró. «Se libraron de él, esa es la realidad». Dijo que el líder cubano Fidel Castro no tenía necesariamente esa intención, pero «la cúpula del Partido Comunista Cubano ya no lo toleraba por su carácter y su forma de ser impulsiva», escribió en su libro La Guerrilla Inmolada.

«En el momento de su captura, era un hombre derrotado, que veía el fin de sus sueños», recordó en 2016. «Me dijo ‘esto se acabó, yo valgo para ustedes más vivo que muerto’, estaba desmoralizado. Eso en las tres primeras horas bajo mi custodia. Le di agua, café, cigarrillo… vio que lo tratábamos bien, con respeto porque no había necesidad de hacerle nada ni de preguntarle nada».

Para Prado Salmón, la detención del Che fue solo «un incidente pequeño de media página en los libros de historia». «Para él la captura del Che no fue lo más importante que hizo en su vida. Para él lo más importante fue contribuir a que las Fuerzas Armadas sean una institución democrática, respetuosa de la Constitución y las leyes», recordó el hijo de Padro.

Ese mismo año, el Congreso boliviano nombró a Prado Salmón héroe nacional por defender lo que gobierno militar boliviano del general René Barrientos consideró entonces una «invasión extranjera subversiva». Años más tarde, fue procesado por la justicia durante el gobierno de Evo Morales por un presunto delito de terrorismo que él siempre negó.

La acusación del Movimiento Al Socialismo (MAS) contra Prado Salmón ocurrió, en sus palabras «para romper el espíritu cívico y el espíritu cruceño que se estaba enfrentando y consiguiendo apoyo de otros departamentos al proyecto totalitario del MAS». «Ése ha sido el objetivo, y lo han conseguido en gran parte», argumentó.

En 1981, un disparo accidental alcanzó su columna y lo dejó en silla de ruedas. En 1988 se retiró de la carrera militar y posteriormente actuó como embajador de Bolivia en el Reino Unido y México, como docente universitario y asesor presidencial durante el gobierno de Jaime Paz Zamora.

Fuente: Perfil

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