Milei y el ronroneo con «la casta»

Del rugido del león al ronroneo del gatopardo. Miradas sobre el cambio discursivo de Javier Milei de cara al balotae, tras perder las elecciones

Con los resultados de las elecciones generales puestos, Argentina tendrá una nueva -y ultima- instancia de elección de candidatos para ocupar la banca presidencial desde el 10 de diciembre.
¿Que pasará con los votos cautivos de los candidatos que quedaron afuera?

En una elección que mostró a un sólido Sergio Massa que dió vuelta, contra todas las expectativas, la elección de las PASO, ningún candidato obtuvo los requisitos para ganar en primera vuelta, con lo cual el 19 de noviembre habrá que volver a las urnas para definir el presidente de los próximos cuatro años.

Lo de Massa ayer tiene varias lecturas. Principalmente, por ser una de las peores elecciones históricas del PJ, algo que busca explicarse al amparo de una inflación de casi 150%, trabas a la importación y la inacción frente al mercado ilegal de divisas que empuja al actual ministro de economía a caminar por la cornisa.
Tal vez, también, porque Massa no es el candidato seductor de masas desde lo discursivo que supo presentar el PJ en figuras como Menem, Nestor y Cristina Kirchner.

De todas maneras, y bien mencionado en el discurso de Sergio Massa, la militancia fue el disyuntor que supo unir diferencias (y fuertísimas internas) para cristalizar en una virtual victoria que lo acerque a la presidencia.

Pero para quienes nos gusta la política, quienes escuchamos atentamente las propuestas, los programas de gobierno y constrastamos con lo realmente lograble, la «real-politik», lo que más llamo la atención ayer fue la dosilidad con la que descaradamente Javier Milei diluyó su discurso disruptor que le valió el popular reconocimiento entre la población más desencantada con la política actual.

En un discurso totalmente bajado de tono, escrito y leido de su paper, Milei ya salió a buscar abiertamente los votos de los partidos que quedaron afuera. Si bien se pudo ver algun acercamiento en el debate a Schiaretti, el análisis discursivo deja en claro adonde apunta Milei: mencionó la palabra «Juntos» 14 veces en un discurso que no duró mas de un puñado de minutos. Llegó a decir en una misma frase «los que queremos el cambio, tenemos que estar juntos», una clara alusión a que está rendido frente al partido de Juntos por el Cambio.

La incógnita es, ¿donde irá ese voto «cambiemista» ? ¿cómo recibe el partido este pedido de acercamiento?.

La práctica que está ejerciendo Milei no es otra cosa que la práctica más natural de la política; pero lo que Milei paga caro es su odio discursivo atacando abiertamente al que es hoy el tercer partido más elegido, con categorizaciones como «Juntos por el Cargo» o llamando a su líder «montonera tira-bombas» y «King-Kong».

Milei está siendo lo más «casta» que se puede ser. Milei está jugando a la política partidaria más habitual que se puede imaginar, y ya lejos de aquel discurso disruptivo y del slogan «somos la unica solución», Milei está avido de ganar las elecciones, así sea junto a los que defenestró hasta último momento, es decir, así tenga que «tranzar con la casta» que tanto criticó.

Se siente el ronroneo del gatopardo conservador de ultraderecha, y habrá que estar atento a la evolución de este cambio de discurso, donde Milei está en plena apertura de alianzas con el enemigo al mejor estilo peronista, y cómo impacta de lleno en el votante que pensaba encontrar en Milei «algo distinto».

 

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