Después de una ola de calor y meses de sequía extrema en la región, el otoño hizo su entrada triunfal trayéndonos la tan ansiada lluvia, que vino acompañada con descenso de temperatura.

Cuando ya nadie le creía al pronóstico del tiempo ante tantos desplantes, este miércoles a la madrugada el cielo dejó caer su regalo celosamente guardado. En el Día Mundial del Agua, las calles rafaelinas se vieron cubiertas -cuando no anegadas- por torrentes que corrían agazapados en busca de drenaje. La vida de la ciudad cambió su curso, obligando a emplear nuevas estrategias para llegar a los lugares de trabajo o a las escuelas. Los autos se vieron exigidos a resistir los embates del mal tiempo, mientras que la mayoría de los vecinos agradecían la complacencia climática.

Hasta las 7hs. de la mañana ya habían caído 77 milímetros, lo que hace suponer que con lo que vino después se superaron tranquilamente los 100 milímetros. Además, la temperatura dio tregua, ofreciendo un pico máximo de 26º y una mínima de 19º. Para los próximos días se esperan más lluvias y tormentas con temperaturas similares, aunque al comenzar la tarde el sol ya se dejaba entrever a través de algunas nubes. Será cuestión de esperar con cautela el desenlace de este fenómeno que vino a avisar que cambiamos de estación.