Conversamos con el pastor de la Iglesia Congregacional «Roca Fuerte» Marcelo Becla, quien también es, desde hace 16 años, superintendente de la IEC Nacional, acerca de cómo impacta el cambio de gobierno, la incertudumbre y el temor en las personas y cuál es el rol de la fe cristiana en estos momentos.

Después de las elecciones del domingo hay mucha gente que está con un poco de incertidumbre, está confundida, se ven muchos mensajes en algunos medios de comunicación que incitan al miedo, por otro lado incitan a la violencia. ¿Cómo se toma esto espiritualmente en la sociedad hoy en términos generales y cómo se ve reflejado en la gente? ¿Hay algún cambio que vos notas para bien, para mal? ¿La gente está ilusionada, está esperanzada?

La gente realmente está concientizada que tiene que poner un esfuerzo no menor para salir adelante. Con todos aquellos que he charlado, dialogado y tienen esperanza, tienen proyectos, desean avanzar, desean crecer en la parte económica, laboral. Con toda la gente con la cual yo me relacioné, está esperanzada. Si bien saben que va a haber un tiempo en donde tal vez la cosa va a estar complicada, pero por cuanto la esperanza es que esto va a mejorar, que cada uno va a poder capitalizar, que cada uno va a poder cumplir con su sueño, tal vez con su casa, tal vez con un crecimiento mayor en su empresa.
Los jóvenes los veo con ganas de estudiar, con ganas de proyectarse, de decir, «bueno, voy a tener un título y seguramente voy a poder conseguir algún trabajo o, tal vez,
poner yo mi estudio»
Lo que pude ver es eso, lo que pude leer, si se quiere, con la mayoría de la gente, tal vez no todos, pero hay esperanza, hay esperanza. Más allá de lo que pase, hay esperanza.

Cuando llegue ese periodo en el que se puede llegar, digo, a, entre comillas, «pasar la mala», a tener un pasar ajustado, ¿no?, para decirle una palabra amigable, ¿cuál es el mensaje de fe que tiene que tener esa persona?

A ver, yo doy fe, yo doy fe que Dios es fiel. Yo salí de abajo, yo entré al seminario con 16 años, estuve estudiando 5 años en el seminario, salía del seminario y tenía que trabajar al día siguiente de que haya estado en el seminario, las clases terminaban mayormente a fines de noviembre, llegaba diciembre a mi casa, al día siguiente tenía que trabajar, trabajaba todo diciembre, todo enero, todo febrero y parte de marzo para poder adquirir dinero para luego poder seguir estudiando en el seminario. Bueno, gracias a Dios me recibí. Pude obtener el título de batallero superior en teología. Así que fui designado por la Iglesia Nacional a una obra misionera en Córdoba. Estuvimos cuatro años en Córdoba Capital. ¿Qué puedo decir? A mí la vida no me fue fácil. Pero siempre Dios estuvo, siempre Dios abrió una puerta, siempre Dios me sorprendió. Es más, Dios siempre fue más allá de lo que yo pensé o me imaginé.
Así que, a ver, si la causa es buena, no importa sufrir por un tiempo, sino que pongamos nuestros ojos en el propósito y se van a abrir puertas.
Cuando hay voluntad, todo se vuelve. Así que creemos firmemente que si hay buena administración en el ámbito nacional, provincial, local, más allá del partido político, porque en ese ámbito por ahí a mí no me preocupa mucho, nosotros vamos más por la persona, así que si hay buena administración y hay buena voluntad, creo que el granero del mundo, que es Argentina, se
va a potenciar.-