Escándalo en el Interasociaciones U17: acusan al presidente de la Asociación Rafaelina de apagar las luces del estadio en medio del partido
Un hecho insólito y que, de confirmarse, sería profundamente repudiable opacó —literal y simbólicamente— la jornada del torneo Interasociaciones U17 que se disputó en San Vicente. Durante un encuentro definitorio entre la Asociación Rafaelina de Básquet y su par de Rosario, testigos presenciales denunciaron que el presidente de la Asociación Rafaelina habría apagado intencionalmente las luces del estadio en el momento culminante del juego.
La escena fue surrealista. Faltaban apenas segundos para el cierre del partido. La Asociación Rafaelina -de muy buen nivel en todo el torneo- ganaba el juego y se perfilaba a la clasificación, que, en el marco de un triple empate, buscaba una victoria por 5 puntos de diferencia o más para obtener el puesto 1° en la clasificación. Rosario, por su parte, ejecutó una jugada estratégica, convirtiendo varios puntos consecutivos en apenas un segundo y medio de juego, lo que empató el marcador y encendió la tensión en el estadio.
Fue entonces cuando, en pleno contragolpe del seleccionado rosarino, las luces del estadio comenzaron a apagarse. Aunque no fue un apagón total —quedaron iluminadas justamente las jirafas del lado que atacaba Rosario—, el partido debió detenerse. El caos se adueñó del ambiente. La sospecha no tardó en hacerse oír desde las tribunas: testigos señalaron, sin dudar, que el responsable fue el propio presidente de la Asociación Rafaelina, quien se encontraba en el lugar con una campera roja. “Lo vi, fue él. Lo reconoció cuando lo increparon padres presentes”, dijo uno de los asistentes al evento, en un testimonio enviado a este medio.
Las reacciones no se hicieron esperar. Padres, entrenadores y dirigentes de otras asociaciones coincidieron en el repudio: “Una barbaridad por donde se lo mire. Una falta de respeto a los chicos, a la historia de nuestra Asociación, al básquet mismo”, lamentó un referente cercano a la organización que representaba a la Asociación Rosarina de Basquet. Otros recordaron episodios similares protagonizados por la misma persona, incluso en instancias anteriores y en otros torneos: “No es la primera vez que protagoniza este tipo de escándalos»
La gravedad de lo ocurrido no solo tiene que ver con lo antideportivo del accionar, sino con el mensaje que se envía a los chicos, protagonistas de un torneo formativo que debería poner por delante los valores del respeto, la honestidad y el juego limpio. Cuando quienes conducen una institución actúan de esta manera, el daño no se mide solo en el marcador.
Este escándalo, que apenas circuló en algunos comentarios en redes sociales, merece atención pública. No puede ni debe ser silenciado ni relativizado y se debe investigar hasta el final qué fue lo que pasó y si tuvo o no un involucramiento directo el actual presidente de la Asociación Rafaela, Federico Pronotti.
En el mundo del básquet, donde cada partido deja enseñanzas, este lamentablemente deja una muy amarga. La confianza en las instituciones se construye con ejemplo, no con atajos vergonzantes.
Hay momentos en los que una decisión ética puede reparar, al menos en parte, el daño ocasionado. Sería saludable que quienes representen al básquet de Rafaela lo hagan con la altura que la historia de la Asociación merece.
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