El tren de la libertad
Por Marcelo Radío
Ni bien transcurrieron las PASO nacionales 2023 se dejaba entrever la emergencia de una euforia generalizada en torno del entonces candidato presidencial Javier Milei. Era algo apreciable en el mundillo de las redes sociales desde fines del gobierno de Macri y que creció a pasos agigantados durante la pandemia.
Sería complejo intentar desentrañar las causas, características y consecuencias del fenómeno. Basta con mencionar que existe y llevó a la novel alianza La Libertad Avanza al poder. Tampoco es cuestión de ponerse a analizar la gestión del gobierno en este año y medio, lo que merecería un tratamiento aparte. Sí se pueden destacar como rasgos evidentes los elementos aceleracionistas, populares y afectivos que forman parte de esta suerte de ola que podemos llamar el tren de la libertad.
Inmediatamente, luego de la victoria electoral, fueron muchos los actores que intentaron subirse a los vagones de esta formación, como si el boleto fuera gratuito y el destino de libre elección. Varios fingieron demencia pensando que se abriría una nueva etapa, creyendo en la tabula rasa prometida, lo que habilitaría a negociar fácilmente con el maquinista para ser parte del staff y engañar a los pasajeros con uniformes de imitación. Consideraron que copiar sentidos, colores o gestos era suficiente para ser bendecidos por las fuerzas del cielo. Hasta uno podría pensar que en el fuero más íntimo estaban convencidos de que esta doctrina mesiánica los liberaría de todas las ataduras que constreñían sus posibilidades de realización plena.
Pasaron varios meses y la cosa no resultó tan sencilla. No les atendieron la puerta cuando llamaron, aunque la esperanza sigue vigente. En el plano político se encuentra tal vez la muestra más visible de esto: radicales, republicanos, peronistas disidentes, conservadores y liberales clásicos intentaron capitalizar sin éxito algo de este virazón institucionalizado. Quizás algunas expresiones religiosas puedan exhibir mejores logros.
Es un enigma lo que sucede en la cabina de mando. No está claro el recorrido, ni cuáles son las próximas estaciones, pese a que el destino prometido es “volver” (sic) a ser potencia mundial ¿Cómo contradecir a alguien tan vehemente? La pregunta más importante tal vez sea si se cumplirá la fantasía de propios y extraños de que este movimiento adquiera autonomía (como puede pasar con la IA), se independice de su creador, o siga indefectiblemente ligado a la figura de su carismático líder. Al fin de cuentas, en el fondo siempre se halla la búsqueda de emancipación como forma de darle dinamismo al tedioso peregrinar por el mundo.
MR
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