Conservacionistas y figuras de la cultura en desacuerdo con la remodelación de la plaza 25 de Mayo

El grupo está formado por personas del ámbito cultural y sugieren que no hay necesidad de llevar adelante las reformas propuestas

El grupo busca preservar la historia de Rafaela, y ya se habían manifestado en contra de la idea oficial de demoler lo que queda en pie de la Recova Ripamonti, llevando incluso a dar marcha atrás con esa idea y lograr que desde el municipio se retrotraiga a la idea inicial de impulsar el proyecto ganador del concurso de ideas.

COMUNICADO

Nuestra Plaza 25 de mayo nació en los primeros croquis de la colonia realizados por la Empresa Colonizadora de Guillermo Lehmann. Su historia no sólo se nutre de eventos patrios y religiosos. El tranway a vapor transitó por ella, en ella se instaló el primer cine al aire libre allá por 1900. La primera Banda de Música tocaba subida a una tarima que luego fue reemplazada por la actual Caja Armónica.

Fue alambrada para que los caballos no la invadieran, estuvo transitada por canoas en la inundación de 1912 y en 1922 se vistió de blanco por la nieve.

Durante las Intendencia de Luis Tettamanti y Octavio Zóbboli se concretaron los cambios que otorgaron a la Plaza 25 de Mayo su actual fisonomía, respondiendo a un proyecto de Benito Carrasco, destacado urbanista bonaerense.

De esa época es el trazado de los canteros actuales y las estatuas. La contratación por el Intendente Zóbboli de un destacado jardinero veneciano le dio a la Plaza el definitivo estilo europeo.

El emplazamiento en distintas épocas del Reloj Floral, los murales realizados por Roberto Favaretto Forner y Roberto Grazioli, la tradicional “El niño y la fuente”, “El sembrador”, “El Segador”, “La Venus de Milo”, “La leona” y “El ciervo” forman parte indiscutible de ese paisaje urbano que mantiene vivo, en la Plaza 25 de Mayo, el recuerdo de aventuras personales de los rafaelinos.

Cuatro mazanas y una cuadra aledaña a esa plaza, mantienen en pie la identidad de una ciudad con más de 100.000 habitantes, una ciudad que se jacta de sus espacios verdes, de las plazas barriales, de la ciclovía. ¿Es imprescindible cambiar la fisonomía de esta plaza del corazón patrimonial rafaelino?

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