Cada vez son más las mujeres que se suman al Ejército en el Gran Rosario

En el Batallón de Arsenales de Fray Luis Beltrán las soldadas voluntarias eran 12 hace tres años y hoy son 52. Perciben un salario de 140 mil pesos y acceden a cobetura social.

La inclusión e igualdad laboral de mujeres es aún una tarea pendiente, pero hay muestras de que algo está cambiando. Más aún en el Batallón 603 del Ejército Argentino, donde en solo tres años las soldadas voluntarias se incrementaron un 400 por ciento. Un verdadero boom que hasta hizo que las abanderadas y escoltas de la agrupación sean en la actualidad todas mujeres.

El batallón San Lorenzo, ubicado en Fray Luis Beltrán, abrió la inscripción hasta el 15 de agosto y este año hay 80 vacantes. Los requisitos son ser voluntario o voluntaria, tener entre 18 y 24 años, estudios primarios aprobados, y no contar con antecedentes penales.

A cambio, el Ejército _previa aprobación de un curso de instrucción_ se compromete a abonar un sueldo de bolsillo de 140 mil pesos. Se puede ser madre o no tener hijos. Y una vez que se cumplimente el voluntariado de dos años, se abren dos opciones: regresar a la vida civil o bien iniciarse en la carrera castrense como oficial o suboficial dentro de la fuerza.

La oferta también brinda varias facilidades: terminar los estudios secundarios en la plataforma educativa del Ejército. Las voluntarias ingresan al igual que sus compañeros a un régimen de pupilato para ser admitidos durante 70 días, de lunes a viernes. Allí reciben formación militar, adiestramiento físico y luego, pasado ese filtro, pueden elegir entre diferentes especialidades: administrativos, financieros, logística, áreas operativas y técnicas. El 603 es un batallón de arsenales en el que se instaló una planta para recuperar el modelo Jeep 230 de todas las reparticiones militares.

Por eso las voluntarias se reparten en todas las dependencias, incluso en mecánica. La inserción de las mujeres ha sido tan acelerada y profunda que en la actualidad quien porta el estandarte del Batallón y las escoltas son una suboficial y dos voluntarias. Las tres fueron elegidas por el buen desempeño demostrado durante el año. Es la primera vez en la historia de esta agrupación que la tríada que lleva en alto la bandera está compuesta por mujeres.

Los números reflejan esta tendencia: en 2020 el Arsenal de San Lorenzo tenía 12 soldadas voluntarias. En la actualidad son 52. En este mismo periodo la participación era 90 por ciento varones 10 por ciento mujeres. En la actualidad las mujeres ocupan el 33 por ciento del voluntariado.

En detalle

Sus responsabilidades, además de las tareas específicas por áreas, se rige por lo castrense. Las voluntarias hacen guardia con armamento 24 horas cada 8 días, con una jornada de descanso. Y además de la aceptación de soldadas madres, también ahora se ha sido más flexible con los tatuajes. No se permiten en el cuello, mano ni antebrazos, pero si en el torso, espalda, cuádriceps y gemelos.

Aprobado el curso de admisión, el voluntario será dado de alta en el Ejército, firmando un compromiso de servicio por un período de dos años. Al finalizar ese período, y de ser confirmado, podrá renovarlo por una vez más, hasta la edad de 28 años como máximo.

Además de los 140 mil pesos, cada voluntario recibe cobertura sanitaria y social, aportes previsionales, obtención de aptitudes especiales u oficios, posibilidad de acceder a título secundario, continuar la carrera como oficial o suboficial y participar en misiones internacionales de paz (ONU).

En cuanto a los requisitos se pide tener entre 18 y 24 años de edad, ser soltero o soltera (puede tener hijos o personas legalmente a cargo) y tener la primaria completa. Luego con el psicofísico aprobado se lo inscribe en la fuerza como voluntario.

«Se demuestra así cómo hay inclusión y cómo cambió todo. El Ejército es parte de la sociedad y nos vamos aggiornando a sus evoluciones. La mujer está muy integrada a nuestra organización», le contó a La Capital el capitán Gonzalo Tula, responsable del área de personal del Batallón de Arsenales 603.

Como prueba de que el Ejército es «una linda vocación con la que, si no se nace, se puede ir forjando» Tula contó que estudió licenciatura en Sistemas en la UNL y luego de ingresar al área de informática del Ejército pasó a otra jefatura.

Fuente: La Capital

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