ARGENTINA ES POSIBLE
La mentalidad puede cambiar. Las creencias que organizan la forma en la que pensamos, pueden transformarse.
Trabajé muchos años en mediación en conflictos, me especialicé en empresas familiares y fortalecimiento humano y lo que ví con mis propios ojos me dieron evidencia que prueba que a la transformación se accede y genera lo que algunos llaman milagros o imposibles.
Hoy estamos en una Argentina, y en un planeta, absolutamente impredecible, incierto, inestable y la mente que necesita controlar todo y saber qué va a pasar siente miedo.
Ante el miedo es muy fácil reaccionar con violencia.
No sabemos de qué, pero tenemos que defendernos, atacar. Sentimos enojo.
Le tenemos miedo a algo, no sabemos a qué y tampoco entendemos qué parte es propia y qué parte ajena o colectiva. Todo está muy mezclado, conectado y nos afecta.
Individual y colectivamente.
No sabemos qué es pero deseamos ponerle el límite a algo que no nos hace bien, pero tampoco tenemos la consciencia suficiente de entender qué parte es individual y qué parte colectiva, dónde soy goleador o arquero y donde miro el partido desde la tribuna.
Somos individuos con un inconsciente en un colectivo social.
Hay 2 cosas que codifican el inconsciente colectivo: las guerras y los triunfos.
Tengo pocos caracteres para resumir nuestra historia pero traigo 3 hitos claves:
Guerra de las Malvinas = mentalidad de perdedores/víctimas. México 86 = la mano de Dios, quisimos creernos ganadores pero en el fondo, no nos alcanzó. Quedamos a mitad camino. Diciembre 2023 Argentina Campeón Mundial = poder, alegría, unidad.
Esa experiencia que atravesamos puede usarse a favor para activar la potencia que tenemos como país.
La victoria de Milei nos muestra que los argentinos estamos hartos de algo pero no sabemos necesariamente de qué. Solemos adjudicar la causa de nuestras amarguras al partido político contrario al que nos representa o al mismo que votamos que nos defraudó.
Pero quizás de lo que estamos realmente hartos es de ser mediocres y desgraciados cuando podemos ser una potencia mundial y un grito de gloria.
Nos hartamos de la mediocridad en las instituciones, en los políticos, en el sistema fiscal, en el sistema de salud, educativo, social y económico entre otras cosas. Nos hartamos del sistema de poder y sus abusos.
Nos hartamos de la perversión.
Estamos hartos y no queremos que nos jodan más.
Pero tampoco sabemos por dónde arrancar a cambiar las cosas porque todo es caos, la desconfianza es profunda y reina la desesperanza.
La clave está en transformar la mentalidad y la forma en la que percibimos las cosas para empezar a ver el potencial y organizarlo.
Para esto es fundamental hacer algo distinto.
Y lo distinto en este país sería invertir en educación.
La educación empieza por uno. En el yo, en la salud mental, emocional y vital.
Conquistarla dentro para luego extenderla a nuestros vínculos, al hogar, a los colegios, empresas, industrias, organizaciones, sociedad y sistemas.
La educación que más urge y puede arrancar ya es la de uno mismo. La de nuestra psique, nuestro yo, nuestro ego, nuestra estructura emocional y mental.
Comprendernos en profundidad para entender dónde termina el yo y empieza el nosotros. Percibir hasta dónde llega mi libertad porque empieza la del otro.
La energía puede ordenarse antes de que se haga sólido.
La conciencia afecta a la materia.
Desarrollar esto en profundidad es un ensayo en sí mismo, pero juguemos a creerlo por un rato.
Cómo ordenamos la energía de nuestro país para que se plasme materialmente en aquello que represente un bien mayor para la mayoría?
Esa es la pregunta que estamos trabajando en Argentina es Posible.
Un sueño que se está tejiendo de una manera mágica, de manera colaborativa, con espíritu de amistad y aires de esperanza.
Soñamos con diseñar la educación del futuro, en el presente.
Esa educación que cambie la mentalidad individual y colectiva.
Que ayude a recuperar el valor y la dignidad a cada ser humano que habita este inmenso y hermoso territorio, que fortalezca la cultura del trabajo, que inspire la conquista sobre uno mismo y nos haga soberanos en nuestro metro cuadrado, que permita autonomía económica y por sobre todo la expresión del ser, elegir la felicidad y sentir paz sintiendo orgullo de ser argentinos y de los valores del preámbulo de nuestra constitución: unión, justicia, paz, defensa, bienestar general y libertad
Tenemos mentes brillantes conectadas a corazones nobles que articuladas en una mesa de diálogo pueden crear una propuesta contundente que atienda los ejes fundamentales que se requieren hoy en día para llevar esta mediocre y rota argentina a una potencia mundial, faro del fin del mundo. Una Argentina integrada, fuerte y en paz.
Si sumamos los factores de la argentina, la cuenta siempre termina dando positiva.
Porque somos así. Nos adaptamos y salimos adelante.
La adaptación es buena y saludable. Nos mantiene vivos. Los argentinos fuimos expertos en atarla con alambre y seguir adelante.
El alambre ya nos dolió demasiado.
Argentina es inmensa, intensa, hermosa.
Argentina es amistad.
Es risa alrededor de una mesa.
Con mate y asado
Con música o en silencio.
Argentina es lealtad.
Argentina es abrazo.
Argentina es ir juntos a la par
Argentina es inspiración, sensibilidad, es celebración
Argentina es ir de frente.
Argentina es integridad, generosidad, empatía.
Argentina es humildad, es grandeza
Argentina es pasión.
Argentina es creatividad
Argentina es impredecible.
A la Argentina la arreglamos juntos si nos escuchamos, cuidamos y
complementamos
«Los hermanos sean unidos…»
Argentina es innovación.
Argentina es campo.
Argentina es industria
Argentina es alimento.
Argentina es energía.
Argentina es ciencia.
Argentina es el faro del fin del mundo.
Argentina es potencia
Argentina es campeón mundial
Argentina es soberana.
Argentina es libertad.
Argentina integrada, fuerte y en paz
Seamos esta Argentina, todos los días.
No me jodas.
@argentinaesposible
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