Alarma en el sector privado: el BID advierte sobre el retroceso productivo en Argentina
Un informe reciente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) reveló un diagnóstico preocupante sobre la situación económica del país, señalando un deterioro sostenido del sector privado desde 2010. Las causas van desde la inestabilidad macroeconómica hasta la presión tributaria y la falta de innovación.
En su último informe sobre Argentina, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) alertó sobre las “numerosas dificultades” que enfrenta el capital privado formal en el país y advierte que su retroceso sostenido desde 2010 es uno de los principales factores que impiden la recuperación económica, la creación de empleo de calidad y la inserción internacional competitiva.
El documento destaca que la inversión privada representó apenas el 16% del PBI en 2023, y que existe una caída en la cantidad de empresas activas, particularmente exportadoras, junto con una alarmante pérdida de participación en el comercio global.
Un ecosistema empresarial debilitado
Entre los principales desafíos para el desarrollo del sector privado en Argentina, el BID identifica:
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Reducción del empleo privado formal
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Niveles bajos de innovación y transformación digital
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Débil complejidad económica
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Escasa adopción de tecnologías de industria 4.0
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Baja integración en cadenas globales de valor
La situación se agrava por una presión impositiva elevada, dificultades logísticas, y problemas estructurales en infraestructura física y digital. Según el organismo, el país ocupa el puesto 66 de 67 en el Índice de Competitividad Global 2024, lo que evidencia una carga regulatoria y estatal excesiva que afecta la productividad y el bienestar.
En el plano tributario, Argentina aparece como el país con mayor carga impositiva al comercio exterior de América Latina y el Caribe en 2022 (25% del ingreso generado) y uno de los que más retenciones aplica a las exportaciones en el mundo.
Retroceso en innovación y tecnología
El informe revela que solo el 3% de las empresas manufactureras utilizan tecnologías de cuarta revolución industrial, como big data, robótica, IA o impresoras 3D. Como consecuencia, Argentina ocupa el puesto 69 de 132 países en el Índice Global de Innovación elaborado por la WIPO, y el octavo lugar dentro de América Latina y el Caribe.
Además, el crédito al sector privado no financiero representó apenas un promedio del 15,2% del PBI entre 1991 y 2023, muy por debajo de los países de la OCDE (83%).
Limitada inserción global y altos costos logísticos
La inserción de las empresas argentinas en cadenas globales de valor es también alarmantemente baja. Solo el 27% de las exportaciones estaban integradas en una CGV según datos de 2018, mientras que el promedio regional alcanza el 37%. La pérdida de peso en el comercio global es evidente: las exportaciones argentinas hoy representan solo el 0,3% del total mundial, la mitad de lo que significaban hace 50 años.
Los elevados costos de transporte y demoras logísticas también son una barrera. El BID alerta sobre una red vial nacional en mal estado, con el 75% de sus corredores principales deteriorados, y una infraestructura portuaria, ferroviaria y aduanera ineficiente. Solo el 3% de la carga se transporta por vías fluviales o marítimas, lo que agrava los costos logísticos.
Obstáculos estructurales que demandan reformas
El BID concluye que la inestabilidad macroeconómica, la falta de acceso al financiamiento, la alta carga tributaria y la deficiente infraestructura configuran un entorno hostil para el capital privado. Esta combinación no solo desalienta la inversión, sino que reduce las oportunidades de generación de empleo formal y limita el potencial de crecimiento a largo plazo.
En este contexto, la recuperación del sector privado argentino aparece como una condición clave para retomar una senda de desarrollo sostenido e inclusivo. La advertencia está sobre la mesa.
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